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¿Por qué se le agrega yodo a la sal en Panamá y en muchos países del mundo?

El yodo es un mineral que desempeña funciones muy importantes en el organismo, mantiene las condiciones normales del sistema nervioso, el metabolismo energético, la piel y la producción de hormonas de la tiroides. El organismo es incapaz de producir este nutriente esencial por sí mismo y tampoco lo almacena, por lo que es indispensable ingerirlo regularmente.

La deficiencia del yodo es reconocida como la principal causa de daño cerebral y retardo mental (que pueden ser prevenidos), y que causa también el bocio endémico, trastorno de la fisiología reproductiva y otras alteraciones conocidas en forma conjunta como Desórdenes por Deficiencia de Yodo (DDY).

La deficiencia de yodo en la alimentación es un fenómeno que han sufrido países de todo el mundo. Encuestas en la década de los 1930s mostraron que casi todos los países tenían al menos algunas regiones donde la prevalencia de bocio era más del 50% y varios tenían deficiencia en la mayor parte de su territorio.

La sal, por ser un producto de consumo masivo aún en poblaciones pobres, se ha convertido a nivel mundial en un vehículo ideal para la incorporación del yodo a la dieta y con esto prevenir todos los desórdenes mencionados anteriormente.

Es por esto que en la década de los 1950s y 1960s, prácticamente todos los países crearon leyes que establecían la yodación obligatoria de la sal para consumo humano.

En Panama, el primer paso se dio en 1955 con la Ley No. 17 que estableció la obligatoriedad de la yodación de la sal para consumo humano. En muchos países latinoamericanos, estos primeros avances carecían de la debida fiscalización y monitoreo, por lo que al inicio no se obtuvieron los resultados deseados para mejorar la salud de la población.

En 1958 se realiza en Panamá el primer estudio con carácter nacional de la prevalencia de bocio en la población escolar, el cual reportó un 32% de prevalencia. En 1990, en la Cumbre Mundial de la Infancia de las Naciones Unidas, se establece la meta para la eliminación de los desórdenes por deficiencia de yodo como problema de salud pública para el año 2000. Es en ese mismo año que en Panamá se aprueba la Ley 43 sobre la industria salinera del país, donde se establecen normas y reglamentos para el control y monitoreo del proceso de yodificación de la sal establecido por el Ministerio de Salud. También se establecen las sanciones aplicables por infracciones tanto del refinador como del expendedor.

En el año 2001, mediante el Decreto Ejecutivo No.20, se establecen los niveles de yodación exigidos en Panamá de entre 20 a 60 ppm. En el año 2002 La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la UNICEF certificaron a Panamá como país libre de los desórdenes por deficiencia de yodo (DDY). Panamá se comprometió a hacer cumplir las leyes y normas establecidas para permanecer libre de DDY.

En la empresa Panasal estamos orgullosos de contribuir desde 1970 a la salud del país y a la erradicación de los desórdenes prevenibles por falta de yodo cumpliendo fielmente con todas las normas establecidas por el Ministerio de Salud en cuanto a yodificación de la sal y controles sanitarios.

BENEFICIOS DEL YODO EN LA SAL (SAL YODADA)

Mejora la función tiroidea

El cuerpo humano necesita yodo para que así la tiroides produzca hormonas esenciales para regular el metabolismo, crecimiento y desarrollo del cuerpo.

Aumenta la función cerebral

La sal yodada puede mejorar notablemente las funciones del cerebro como la memoria, la concentración y la capacidad de aprender.

Promueve embarazos saludables

La sal yodada puede prevenir abortos espontáneos y evita el cretinismo, que a su vez podría afectar el crecimiento físico y mental del bebé mientras está en el útero.

Promueve la pérdida de peso

Como resultado de un ambiente hormonal sano y nutrientes esenciales disponibles el consumo de sal yodada ayuda a lograr un peso saludable.